¿Cuándo debería cambiar los neumáticos del coche?
El actual Reglamento de Circulación y la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) determinan que el mínimo de profundidad del dibujo de los neumáticos es de 1.6 milímetros. Para ello, hay que fijarse en los testigos, unos pequeños filamentos que tienen la medida mínima. Lo ideal, por seguridad, es que la profundidad sea de 2 milímetros, aunque es aún mejor contar con hasta 3 milímetros para saber que los neumáticos están perfectos y funcionarán sobre todo tipo de pavimentos.
Lo más habitual por regla general es cambiar los neumáticos del coche cada 40.000 kilómetros más o menos, pero depende mucho del uso que haya tenido el coche, ya que no es lo mismo circular por ciudad que unos neumáticos que hayan circulado por carretera o del tipo de neumático que lleve nuestro coche, por lo que lo mejor es informarse cuando nos vayan a instalar unos neumáticos de cual es su vida útil según el uso que le vayamos a dar.
Como consejo extra, no olvides que no tienen porqué ser iguales los cuatro neumáticos, pero si lo deben ser cada par. Es decir, los dos delanteros deben ser iguales y los dos traseros entre sí también. Y los que mejor estado deben tener son los que asuman la tracción, normalmente los delanteros.
Motivos por los que cambiar los neumáticos
Desgaste
El uso produce desgaste en el neumático que va borrando el dibujo de seguridad que tienen los neumáticos y los va dejando lisos, con el peligro que eso conlleva. Por eso, dependiendo de la frecuencia, los kilómetros, el tiempo… que se use el vehículo, por lo que es conveniente que revises las neumáticos una vez al mes para comprobar que el dibujo de los neumáticos tienen una profundidad superior a 1,6 milímetros.
A menos dibujo, mayor riesgo de aquaplaning
El aquaplaning es una de las causas más frecuentes de accidentes cuando la carretera está mojada con agua. Se produce, primero, por exceso de velocidad, pero, en segundo lugar, porque el dibujo de los neumáticos no tiene la profundidad suficiente para evacuar el agua que hay en el asfalto y no hay adherencia. Esto provoca que el vehículo patine y, en muchos casos, termina en un aparatoso accidente.
Por tanto, si las ruedas no tienen los milímetros adecuados de profundidad en sus dibujos, mayor riesgo de aquaplaning hay. Aunque el mínimo legal es de 1.6 milímetros, lo ideal es que no sea inferior a 2 milímetros.
Pinchazo
Los neumáticos parecen muy duros pero no son imbatibles. Resulta relativamente fácil y común sufrir un pinchazo, bien por un clavo, por un cristal… ¡Cualquier objeto extraño y puntiagudo puede colarse entre las ranuras de las ruedas!
Lo peor de todo esto es que no siempre se nota el pinchazo al principio. La rueda se va deshinchando poco a poco, el agarre va a peor y se corre el riesgo de sufrir un reventón. Esto supone un riesgo muy alto de accidente y de desgaste anómalo. Por eso, es muy importante revisar las ruedas y su presión de manera regular.
Desgaste anómalo
Este tipo de desgaste se debe a otros factores externos al uso común. Cuando hay algún problema mecánico como la mala alineación, un incorrecto equilibrado, problemas de suspensión o trasmisión, una presión del neumático inadecuada o complicaciones con los amortiguadores, se puede producir un desgaste irregular.
Es decir, las ruedas apoyan de una manera no uniforme y el neumático se desgasta más por algún lateral o por el centro, por ejemplo. En ese caso, hay que averiguar qué problema lo causa, solucionarlo, y después cambiar los neumáticos.
Daños
Muchas veces, al aparcar por ejemplo, las ruedas terminan dándose un golpe contra un bordillo. Quien dice aparcando dice en cualquier otra situación, como los baches bruscos y otros objetos que pueden provocar daños en los neumáticos.
En esos casos, hay que inspeccionar las ruedas y estar atentos a si se produce una conducción anómala o algún aspecto extraño y poco habitual. En ese momento, hay que acudir a un taller para que los expertos determinen cuál es el problema y cuál es la solución.
Envejecimiento
Todos envejecemos, hasta los neumáticos. Más allá de las causas que ya hemos visto, incluso si no se usan mucho y no tienen mucho desgaste, las ruedas sufren las inclemencias del tiempo. El cambio de temperatura, la carga del vehículo, el estilo de conducción y otros factores pueden producir grietas. Al fin y al cabo, el material de los neumáticos va caducando y supone un riesgo, es necesario cambiarlos como muchísimo, a los 10 años desde la fabricación, no desde el montaje.
Factores que influyen en la elección del neumático
Tan importante es saber cuándo hay que cambiar los neumáticos como saber qué tipo de neumático elegir. En este caso, nuestra primera recomendación es que hay que dejarse asesorar por los especialistas, ya sea en los talleres o en las tiendas específicas. A continuación, te mostramos los factores principales a tener en cuenta.
Especificaciones de cada vehículo
Cada coche necesita un tipo de neumático. No puedes (o al menos, no debes) colocar el mismo neumático a un coche pequeño de 70cv, que a un vehículo 4×4, que a un deportivo v8. En la ficha técnica de cada vehículo vienen las especificaciones y las características recomendadas por el fabricante sobre los neumáticos: dimensiones, dibujo, índice de carga y código de velocidad. En caso de duda, consulta con la marca del coche.
Tipo de clima
Existen neumáticos específicos para climas extremos. En general, no suelen hacer falta. Sin embargo, si vives en zonas en las que el invierno es especialmente duro, te podría interesar adquirir ruedas de invierno que se adaptan a la nieve, el hielo y la lluvia que favorecen una tracción especial.
También hay neumáticos de verano, aunque los más frecuentes son los mixtos.
Consumo
No hay que olvidar tener en cuenta sobre qué tipo de superficies se va a circular. Para circular por carreteras y autopistas, hay que elegir unos neumáticos con gran adherencia, que garanticen la mínima distancia de frenado tanto en seco como en mojado, que mantengan la velocidad correctamente y que consigan el confort adecuado. En ciudad, con las constantes paradas y arranques, lo mejor son unos neumáticos de gran duración y baja resistencia a la rodadura. Por último, si se va a circular por el campo, pistas forestales, caminos complicados, etc. Hay que colocar neumáticos que garanticen la tracción y aguanten los posibles daños.